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jueves, 15 de marzo de 2018

Peces de barro



      Por si se olvida, por si el tiempo te arrastra por playas desiertas, por campos estériles, por naves abandonadas y parcelas valladas; es hora de cerrar el libro amargo. 
      Por si el tiempo lo borra y te arrastra bajo la lluvia, por si te ahoga entre esa muchedumbre ansiosa y esperanzada; es hora de rechazar la bajeza, el abandono y la pena.
      Ni una página en blanco más, ni un metro sin rastrear... siento el asombro del transeúnte cómplice, de rostro oscuro y alma negra, que porta el secreto que le hará caer en lo más hondo del pozo de las miserias, mientras camufla entre zarzas la última pizca de dignidad que le queda.
      Por mapas de caminos se pierden, por olas de lagrimas navegan, mientras sopla el viento y lo aleja aun más de playas pobladas.
      Ya no sube la cuesta que le lleva a su casa, ni se queda a observar las espigas de abril, ni se para a mirar si le siguen... si viene a por mi.
      Los sentimientos chocan contra los vertices de la cordura, de la comprensión. Mientras ellos vagan por carreteras y valles, se pierden por lomas y lagos... y el viento sigue soplando, alejando más y más la confianza.
      
      Y el mar se hace eterno. Solo puedo navegar, arrastrar esas redes, por si queda algo que pescar.
      Zozobro en esa austera barca... sin remos ni esperanza. Solo oigo a lo lejos, al ruiseñor de la mañana.
  
      Por eso hago peces de barro, sin espinas...
      peces de barro... y los echo a nadar.


                                Entre Manolo y yo. Homenaje a "pescaito".

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